Vivo encerrado en palabras que obvié, las que nunca pude decirte con mi voz. Y tan tarde resigné mi profunda estupidez, y el tiempo me ahorcó en un rincón. Y mis días son domingos, mis veranos son tan necios y mi soledad es terriblemente encantadora. Y los fríos y la luz, y las noches y el dolor, antes de cegarme preguntaste quien era yo. Los jueces que juzgaron mi interior, las horas que cuidé de tu vanidad, la sangre que jamás podré olvidar, los días que no compartí tu sol..

1 comentario:

juli dijo...

Mi soledad es terriblente encantadora. Buena pichona!