Y me pedís lo que no tengo, mi bien. Lo que hago no te alcanza. No hay pan que tape el agujero, el de la angustia existencial. A veces me siento cruento al fantasear con tu vida, No pongo de más expectativas de que vayas a cambiar y a veces te volvés exigente esperando magia en mis propuestas pero alguna absurda respuesta te vuelve a decepcionar.
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