Era un hombre enemigo de la soledad, era dueño de tres flores que tenía que cuidar nada mas, y se dejó llevar, pobre de él. Se alejó de su tesoro, no lo supo contemplar, se olvidó de las tres flores que tenía que cuidar nada mas, y se dejó engañar, pobre de él. Quemala, quemala, escucha esta canción y quemala. Ya extraña los momentos que no pudo tener, se lamenta haber perdido lo que era parte de el, ya no mas, todo volverá ser como fue. Ahora lo miro a este hombre mirar con los ojos partidos y nada que cuidar, nada mas, por dejarse llevar, pobre de él.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario